Mírame, no bajes los ojos que me enamoraron,
chispeantes, alegres, que hablan, que dicen...
que acarician, que desnudan, que me fascinaron,
mírame, quiero llevármelos, que no me los quiten.
Los tengo clavados en mi mente desde el primer día
que te vi en aquel bar, me miraste con descaro y a la vez
me observabas escudriñándome, estudiándome,
diciéndome... aquí estoy, me gustas, aquí estoy.
Desde entonces no dejaste de venir,
hablábamos, reíamos...
un día me llegaste a decir:
te imaginas que fueras mi mujer...
Creía que estabas enamorado
yo sí lo estaba...
un día viniste bien acompañado...
me quedé atónita, reaccioné rápido y sonreí.
No sé nada de ti
deseo tu felicidad,
me hundió tu falsedad,
eras mi tablón de salvación.
Si alguna vez me ves...
mírame, salúdame, ámame...
devórame, sáciame, llévame
en tu corazón y en tu retina.
Autora: Lina