Pienso que una persona al entregar a una personilla que ha llevado en su vientre, en sus entrañas... se le tiene que desgarrar el alma, sobre todo si lo hace porque no le queda más remedio que separarse, aunque siempre hay salidas... vamos a darlo por bueno este hecho, quiere su bien aunque ella sufra toda la vida esa separación, porque ese cordón umbilical, no se rompe nunca, cuando la alimentas con tu pecho durante un tiempo, le ves la carita, su cuerpecito... tiene que ser un sacrificio enorme separarse de su bebé, doloroso, como si te arrancasen de tus brazos el tesoro más preciado, porque... ¿qué hay mas importante que un hijo? nada, tienes que mirarla, abrazarla y sentir el latido de su corazoncito, su cuerpecito inocente, mirándote, quizá sonriéndose, jamás se podrá olvidar ese momento.
Personas que quizá cometieron un desliz, por una separación, de él se engendró una florecilla que no pidió nacer pero la tuvieron, con pena la dejaron ¿por su bien? eso se dice... Nadie piensa en la criatura, puede ir de familia en familia, tocarle unas personas que no la quieran y les hagan cosas, que sufra, pero eso ya no importa, tú la entregaste... por su bien.
Yo puedo hablar perfectamente en este sentido, lo he vivido en mis carnes, después de un tiempo me dejaron donde nací, en casa de mis abuelos, ellos me adoptaron, me dieron sus apellidos, ellos fueron mis padres siempre. Me dieron cariño, mucho amor, pero dentro de mí, faltaba algo, no sabía que podía ser, desde muy pequeñita, necesitaba algo que no comprendía que era. Demasiado tarde supe lo que, durante tantos años, necesité y sigo necesitando.
Por mucho que te quieran, por mucho que te acaricien, en tu interior sabes que hay un vacío que no llegas a comprender, algo falta, lo buscas desesperadamente. Cuando ya eres mayorcita, pasan cosas muy dolorosas y desagradables, te enteras de quien es tu madre, te quedas en shock porque no pensabas que la vida podía ser tan cruel, tan inhumana, tú eras inocente de todo, maldita sea... te dejan traumatizada para el resto de tu vida. No te atreves a hacer preguntas, necesitas contestaciones pero no quieres hacer daño, encima miras por los demás, ¡qué jugarretas te juega la vida!
Cuando estás entre los brazos de tu madre y te da un beso... enseguida sabes lo que buscabas de pequeña, los brazos de una madre son únicos, los besos son distintos, te arropan de una forma especial, como una leona defendiendo a sus cachorros, los besos son suaves, te acarician cuando lo hacen. Sí, eso buscaba durante mi infancia, mi pubertad, incluso ahora que no puedo estar con ella me faltan sus besos, sus abrazos, de los que tan poco he disfrutado.
Ella no es muy dada a dar cariño, yo la he abrazado muchas veces y he notado como un estiramiento, un querer alejarse, algo que le molestaba, veis... una necesita y otra no da, no quiere, yo he pensado muchas veces y digo... cuando me ve, tiene que pensar, es mi pecado, porque si no fuera así, ella se comportaría de distinta forma, además, lo que no se roza no se puede querer... como quiere a mis hermanos.
Por supuesto que mis padres fueron mis abuelos, siempre lo serán, pero la que me llevó en su vientre, la que me dio de mamar, la que me parió, es mi madre biológica, aunque ahora lleve sus apellidos por culpa de una persona que quiso vengarse, de no sé qué, en un ser inocente siendo su hermana.
Por favor, cuando adopten no engañen, díganselo, ella lo va a comprender y seguir queriéndoles igual o, más, son sus padres, no teman, aunque les duela, si ella, o él, quiere conocer a sus padres sean conformes, lo necesitan, no para quedarse con ellos, sino para llenar esa parte de su cabecita que está necesitando saber, está coja y necesita saber sus raíces y quedarse en paz con ella misma.
Pienso que por eso, soy una persona que siempre está pidiendo un abrazo, un beso... quizá en mi fuero interno quede un hueco que necesito llenar de esos besos, de esos abrazos que tanto me faltaron.
La vida, por una razón u otra, siempre es un calvario.