Ayer fui a tu casa,
con miedo de que no me abrieras,
sabía que estabas, llamé despacito
suplicando, rezando me oyeras,
abriste, me miraste, te miré
con la esperanza que no cerraras.
Pasa... te miré deseosa, hambrienta
de ese amor que necesitaba, se notaba que
necesitábamos sentirnos,
abrazarnos de una manera sin igual,
sin pasión, sólo amor.
Temblaba, lloraba, mi tristeza se notaba
en mi caminar, hablar, necesitaba acariciarte,
estaba hambrienta de ti, de tu pasión, de tu amor,
por mi cara corrían lágrimas,
tú, las besaste, te bebiste mi pena, mi dolor.
Pedí perdón y con tus besos me callaste,
no necesitabas más, entendiste lo que sentía,
estaba enamorada, te necesitaba a ti,
nos amábamos como locos
me cogiste en brazos, me amaste como nunca,
no me vuelvas a dejar, te amo, eres mi vida.
Quería ir donde ti, suplicar que volvieras,
me has dado el amor que necesitaba,
no quiero más, tú, sólo tu serás mi dueña
a nadie amaré y tú seguro que has aprendido.
Nos dijimos miles te quiero, nos dimos cientos de besos,
nuestra noche fue infinita, llena de puro amor.
Ninguno de los dos nos cambiaremos por nadie,
siempre juntos, hemos aprendido la lección,
siempre amándonos, adorándonos
hasta que la muerte nos separe.
Autora: Lina